Hay personas que son como uno de esos grandes problemas del Milenio. Personas que se convierten en un “¿Y sí?” eterno. Un «¿y sí?» que golpea, que machaca y que presiona.
Hay personas que sabes que no son para ti, que no te harán feliz, que no son lo que necesitas, lo que quieres… y aun así siguen paseándose bajo la lluvia por la playa de Turnedo.
Supongo que eso eres tú. Un problema del Milenio. Eres “P frente a NP”, más difícil entender que de comprobar si realmente lo logro. Contigo la solución nunca era correcta, contigo el amanecer nunca era una opción. «¿Y sí…? ¿y sí…?» ¿y si algún día demuestro que lo que yo creo que sentías y lo que sentías era lo mismo? Seré como aquel ruso pedante que rechazó su premio. Apuesto que no, a que P y NP son cosas distintas, a que hice bien marchándome.
El ego… ese animal bruto que necesita recordarte, sin importarle lo bien que esté, lo que valoro mi paz, lo que me gusta mi vida. Es él, él quien necesita pensar todas las cosas que pudieron ser, es él quien se pregunta todo el tiempo si estamos en el lugar correcto, si es suficiente, un lugar en el que tú no me miras entre la gente como si quisieras follarme, como si los ojos fueran labios, la piel droga y el pelo tiempo… es mi ego, es él quien espera que le mires como antes, es quién me hace buscarte una y otra vez… una y otra vez… hasta que rompa algo… una y otra vez.
Hoy he vuelto a pensar en cuando éramos nada, he vuelto a pensar cuando no estuviste, cuando me rompiste, cuando no dabas la talla, aunque el ego no tenga memoria.
Y sé por qué te busca, solo es un cobarde que va a seguro. Porque él también sabe que me piensas y que ella nunca te va a tocar como yo.
Alicia Berlin 